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Hoy Paula ha escrito una cosa muy bonita en su facebook, y me gustaría ponerla aquí para que la veáis:

Buenos días a todos! Como ya dije en alguna ocasión, siempre me ha gustado escribir. Por eso hoy quiero compartir con vosotros algo que escribí el año pasado. Espero que os guste:)

La vida está repleta de belleza. Cada detalle es hermoso y único: desde el zumbido de una avispa, un niño correteando, una cara sonriente, el olor de la lluvia, la fuerza del viento...Pero... ¿es así para todo el mundo?, ¿le damos todos el mismo valor a la vida?

Todos somos soldados que luchan por la vida. Por lo tanto es justo creer en la razón de nuestra lucha.
Muchas guerras han sido escenario de episodios atroces a lo largo de la historia mundial: la estratega batalla de las Termópilas remarcó el periodo de la Segunda Guerra Médica entre 7.000 espartanos y 300.000 persas. El desenlace ya era destino y Esparta se mostraba escéptica. Pero Leónidas y su ejercito lucharon de todas formas y gracias a su confianza, fuerza y unión, el ejercito espartano llegó a duplicar al persa en las siguientes batallas. Pero aquellos 7.000 hombres no sólo convencieron a miles de espartanos, sino que también sirvieron de inspiración para miles de generaciones posteriores.
Lo que poca gente sabe, es que, a pesar del ímpetu y garra mostrados por Leónidas en plena batalla, se dice que las últimas palabras que pronunció fueron destinadas a su mujer. Peleó hasta el final, luchó por la justicia de su pueblo, y de algún modo lo consiguió. Todo ello, sin olvidar lo más importante al fin y al cabo: el amor.

Mientras tanto en el siglo XXI, un joven sueña con alistarse al ejército y servir a su país hasta las últimas consecuencias. Consigue colaborar en el ejército durante cinco años, hasta que le diagnostican una fibrosis quística incurable. Fallece entre besos y caricias de sus familiares, y aunque en ese momento la vida no era más que una causa perdida, su alma partió libre, pues él, al igual que Leónidas, creyó en ella.

Tanto Leónidas como aquel joven representan a la población mundial. Todos somos soldados y tarde o temprano seremos vencidos en una guerra sin victoria. Todos nacemos para amar y luchar y todos vivimos accidentalmente para poder hacerlo. La única forma de, al menos, ir ganando batallas es creer en cuerpo y alma y evitar ser una simple marioneta del destino. Se dice que antes de morir nuestra mente crea una serie de flash-backs que forman lo que sería la película de nuestra vida. Hagamos, pues, todo lo posible para que esa película sea digna de ver.

Nunca sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. O puede que en realidad siempre lo supiéramos pero nunca creímos que llegaríamos a perderlo.
Jamás valoraremos lo suficiente un paseo hasta que nos rompamos un tobillo. Jamás apreciaremos una buena comida hasta que nos independicemos. Jamás extrañaremos de verdad a alguien hasta que se vaya para siempre.

La vida es el arte de dibujar a lápiz sin goma de borrar. A veces no hay marcha atrás y simplemente tenemos que lidiar con las consecuencias. Nadie puede retroceder en el tiempo y empezar de nuevo, pero todos podemos empezar hoy y crear un nuevo final.



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